miércoles, 21 de febrero de 2007

Salir afuera (en la muchedumbre).



“¡Yo soy yo! ¡Mi alma será pequeña. Pero es mía!” Y sintiendo en esta exaltación de su voz como si éste se le fuera hinchado y la casa le viniera estrecha, salió a la calle para darle espacio y desahogo.

Apenas pisó la calle y si encontró con el cielo sobre la cabeza y las gentes que iban y venían, cada cual a su negocio o a su gusto y que no se fijaban en él, involuntariamente por supuesto, ni le hacían caso, por no conocerle sin duda, sintió que su yo, aquel “¡Yo soy yo!”, se le iba achicando, achicando y se le replegaba en el cuerpo y aun dentro de éste buscaba un rinconcito en que acurrucarse y que no se le viera. La calle era un cinematógrafo y él sentíase cinematográfico, una sombra, un fantasma. Y es que siempre un baño de muchedumbre humana, un perderse en la masa de hombres que iban y venían sin conocerle ni percatarse de él, le produjo el efecto mismo de un baño en naturaleza abierta a cielo abierto, y a la rosa de los vientos.

Sólo a solas se sentía él; sólo a solas podía decirse a sí mismo, tal vez para convencerse; “¡Yo soy yo!”; ante los demás, metido en la muchedumbre atareada o distraída, no se sentía a si mismo.

Niebla.Unamuno.

martes, 20 de febrero de 2007

Un cine de chilenos

A veces uno encuentra lo que busca en lugares inimaginables.

Mientras leía un documento de la revista electrónica Fuera de Campo, pensaba - esto no tenía que ver con qué leía - que un gran número de personas se ha acostumbrado a agrupar genéricamente el cine nacional como un "nuevo cine chileno" o quizás un "risorgimento", que dista de ser tan rectilíneo como se pinta. Incluso recordé que alguien dijo por ahí que somos privilegiados de ver nacer una "generación" de jóvenes cineastas de Chile, punta de lanza para la futura industria cinematográfica nacional.
Dejando fuera del angustiante concepto de generación, que me compromete en particular, mi duda era hasta qué punto hablamos de "chileno" en nuestros asuntos, ya sea cine, música, ropa, etc. Como que ya el término nacional esta generando barreras injustas para todos. Claro, si nos quisiéramos definir de alguna forma.

No creo que se haga cine chileno o que escuchemos musica chilena. O que vistamos a la moda nacional. Hoy más que nunca somos ciudadanos universales. Las barreras del país, para fortuna o para desventura, ya se han volatilizado hace rato. Las expresiones artísticas y cotidianas no se pueden entender con gentilicios, creo yo.



Nos influenciamos por una cantidad alucinante de ideas, y algunos, más astutos quizás, nos dan luces de originalidad en, por ejemplo, sus películas. Ver a un joven director acaparando las salas es inmediatamente el camino directo a Hollywood. O ver un trailer del estreno esperado del año con música, no sé, de AudioSlave, nos hace decir :"Oh, ésta si que será bacan". Y nunca supimos lo que dijo la canción. O incluso una vigorosa cámara en mano de una escena de violencia callejera, en pleno Santiago, estilo Private Ryan.


Pero todo eso no tiene porqué ser malo, o bueno. Es nomás.

Creo que es irrelevante, hasta cierto punto, que halla un cine de Chile para el mundo. Salvo las referencias para entender los argumentos. Y apenas.

Si nos tienta el costumbrismo, hay harto para ver ya. Si queremos conocer el Cine de chilenos de hoy, bueno, mejor aún, adiós chile y veamos cine universal. Hasta a Woody Allen nos pueden saber las nuevas propuestas.


Al menos creo que para allá vamos.



Recomiendo leer la editorial Diciembre 2006 de Fuera de Campo. Es bien ad hoc.